Ejercicio de moderada/alta intensidad en trasplantados de hígado

Habitualmente el ejercicio de moderada/alta intensidad se prescribe en poblaciones con especiales necesidades de mejorar su condición física y factores de riesgo cardiometabólicos, no habiendo datos de su utilización en pacientes trasplantados de hígado. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Moya-Nájera y col, 2017; Liver Transpl 27-jul) cuyo objetivo fue evaluar los cambios en la fuerza máxima, capacidad aeróbica, composición corporal, función hepática y calidad de vida, en pacientes trasplantados de hígado, después de un periodo de entrenamiento combinado de intensidad moderada/alta de fuerza y resistencia aeróbica. Seis meses después del trasplante de hígado 54 pacientes fueron asignados de manera aleatoria a 2 grupos: grupo de intervención (IG) y grupo control (CG). 50 pacientes completaron el estudio repitiendo los test de valoración a los 6 y 12 meses después del trasplante. El grupo IG entrenó durante 6 meses, 2 días/semana, mientras que el grupo CG siguió las recomendaciones de salud habituales. Los pacientes que entrenaron realizaron un circuito de 5 estaciones de ejercicios multiarticulares con bandas elásticas. Los resultados mostraron que el grupo IG mostró una mejoría significativa respecto al grupo control en capacidad aeróbica (VO2pico), fuerza en extensión de cadera, flexión de codo y fuerza máxima general, con mejoría en la capacidad funcional y calidad de vida. No se observaron cambios en la composición corporal y función hepática. La adherencia al programa fue del 94%.

Este estudio muestra como los programas de ejercicio terapéutico pueden y deben ser aplicados en la mayoría de los pacientes. En este caso, no había antecedentes de prescripción de ejercicio de moderada/alta intensidad en pacientes trasplantados de hígado, pero los resultados obtenidos por los investigadores muestran claramente sus beneficios. Revertir hábitos sedentarios en pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas importantes o que pasan por procesos agudos (ej. infarto de miocardio) abre una ventana de oportunidad para introducir el hábito del ejercicio que habría que tratar de aprovechar. Para ello es necesario que el eje principal de la cadena multidisciplinar funcione coordinadamente (médico-fisioterapeuta-CAFYD), ocupando cada profesional la función que le corresponde, algo que desafortunadamente sigue siendo nuestra asignatura pendiente en detrimento de nuestros pacientes.

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