SIT (entrenamiento interválico de esprint) y prevención cardiovascular

HIIT

Liang W, Liu C, Xu S, Ma S, Zong Y, Yan X. Sprint interval training for cardiovascular prevention: a time-efficient alternative or an overstated promise? An umbrella review. Eur J Appl Physiol. 2025 Sep 24. doi: 10.1007/s00421-025-05975-z.

La aptitud cardiorrespiratoria (CRF), evaluada principalmente a través del consumo máximo de oxígeno (VO₂max), constituye uno de los predictores clínicos más potentes de mortalidad por cualquier causa y de eventos cardiovasculares. Su valor pronóstico llega a ser superior al de factores de riesgo tradicionales como la hipertensión, el tabaquismo o la diabetes. Estudios epidemiológicos han demostrado que un incremento de tan solo 1 MET en la CRF se asocia con una reducción del 13–15% en el riesgo de mortalidad, lo que ha llevado a que la American Heart Association (AHA) recomiende su consideración como un signo vital clínico de primera línea.

En este contexto, mejorar la CRF es un objetivo central de la cardiología preventiva. El entrenamiento aeróbico de intensidad moderada y continua (MICT) ha sido históricamente el pilar de las recomendaciones internacionales, incluidas las del American College of Sports Medicine (ACSM) y la European Society of Cardiology (ESC). Sin embargo, su principal limitación es la demanda de tiempo. La falta de disponibilidad es uno de los obstáculos más citados para mantener la práctica de ejercicio regular, reduciendo la adherencia y, en consecuencia, la efectividad de las prescripciones en el mundo real.

Para superar esta barrera, han emergido modelos de entrenamiento más eficientes en tiempo, especialmente el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) y, en el extremo del espectro de intensidad, el entrenamiento interválico de esprints (SIT). El HIIT se caracteriza por esfuerzos intermitentes de alta intensidad (superiores al 80% del VO₂max) de duración relativamente prolongada, mientras que el SIT se define por repeticiones breves (≤30 segundos) de esfuerzo “all-out” o supramáximo, alternadas con periodos de recuperación más largos.

Los estudios iniciales mostraron que el SIT, a pesar de requerir menor tiempo y volumen total de entrenamiento, podía inducir adaptaciones comparables o incluso superiores en la biogénesis mitocondrial muscular y en la CRF. Estas evidencias lo convirtieron en un paradigma atractivo por su eficiencia temporal. Sin embargo, la rápida proliferación de investigaciones generó una amplia variedad de protocolos con gran heterogeneidad (duración de los sprints, número de repeticiones, tiempos de recuperación, modalidades de ejercicio), lo cual dificulta establecer conclusiones consistentes.

Diversas revisiones sistemáticas y metaanálisis han confirmado el potencial del SIT para mejorar la CRF, pero sus resultados presentan limitaciones importantes. Algunas revisiones agrupan el SIT y el HIIT sin diferenciar las particularidades fisiológicas de cada modalidad. Otras presentan calidad metodológica cuestionable o concluyen de forma contradictoria sobre la superioridad del SIT frente al MICT o al HIIT. De ahí surge la necesidad de un análisis de segundo nivel (umbrella review) que sintetice estas revisiones y evalúe críticamente la solidez de la evidencia disponible.

La revisión confirma que el SIT es efectivo para mejorar la CRF, mostrando un efecto significativo y moderado cuando se compara con grupos sin ejercicio. Esto refuerza su potencial como intervención de prevención primaria en poblaciones sanas y con riesgo cardiovascular. No obstante, al compararlo directamente con el MICT o el HIIT, los resultados son menos concluyentes:

  • Frente al MICT, el SIT ofrece beneficios similares, pero no superiores.
  • Frente al HIIT, la evidencia es equívoca y depende del protocolo y de la variable de rendimiento analizada.

En resumen, el SIT funciona tan bien como los métodos tradicionales, pero no hay pruebas sólidas de que los supere.

Comparación SIT vs. HIIT

El análisis muestra que HIIT y SIT pueden producir mejoras equivalentes en VO₂max, aunque ciertos protocolos de HIIT prolongado parecen ser más eficaces para mejorar el rendimiento de resistencia en pruebas contrarreloj. Además, el carácter “all-out” del SIT conlleva un esfuerzo percibido mayor, lo cual puede limitar su aplicabilidad en poblaciones no entrenadas o de mayor edad por motivos de seguridad y tolerancia.

Papel de los protocolos y mecanismos fisiológicos

La heterogeneidad de protocolos es un factor clave que condiciona los resultados. Por ejemplo, los modelos de Reduced-Exertion HIIT (REHIT), que incluyen apenas dos esprints de 20 segundos en sesiones de 10 minutos, han demostrado ser altamente eficaces y bien tolerados en contextos reales, como en trabajadores de oficina. La evidencia sugiere que la “dosis mínima eficaz” de SIT puede representar la opción más prometedora para ampliar su aplicabilidad, al combinar máxima eficiencia temporal con mayor aceptabilidad psicológica.

A nivel fisiológico, el SIT induce adaptaciones en el metabolismo muscular (aumento de la capacidad oxidativa y glucolítica) y en el VO₂max. Sin embargo, la magnitud de estos cambios depende de la frecuencia, duración y número de sprints, así como de las características de la población.

Factores prácticos: adherencia y aceptabilidad

Aunque el SIT es eficiente en tiempo, su alta intensidad genera respuestas afectivas negativas en algunos individuos. La percepción de esfuerzo y el malestar durante los esprints largos (30 s) pueden disminuir el placer asociado al ejercicio y afectar la adherencia. Protocolos más cortos (5–10 s) o con menor número de repeticiones parecen ser mejor tolerados. La aceptabilidad es esencial, ya que sin adherencia a largo plazo los beneficios fisiológicos no se traducen en prevención efectiva.

Aplicaciones clínicas y futuras líneas

En prevención primaria, el SIT puede ser una estrategia útil para personas con limitaciones de tiempo. En cardiología deportiva, representa una herramienta de acondicionamiento adicional para atletas. Sin embargo, en prevención secundaria (pacientes con enfermedad cardiovascular establecida), debe aplicarse con cautela, posiblemente iniciando con MICT y progresando a HIIT o SIT según tolerancia y capacidad funcional.

Conclusiones

El SIT es una modalidad efectiva y eficiente en tiempo para mejorar la aptitud cardiorrespiratoria, con beneficios comparables al MICT. Sin embargo, la evidencia actual no respalda su superioridad y se ve limitada por la baja calidad metodológica de muchas revisiones. Por tanto, el SIT debe considerarse como una alternativa válida más, pero no como un reemplazo universal del entrenamiento tradicional. Su implementación en la práctica clínica y en programas de prevención requiere individualización, precaución en poblaciones vulnerables y más investigación robusta para consolidar su papel en la prevención cardiovascular.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/09/Sprint-interval-training-for-cardiovascular-prevention.pdf

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