El entrenamiento concurrente, entendido como la combinación sistemática de entrenamiento de fuerza y entrenamiento aeróbico dentro de un mismo programa, es una estrategia ampliamente utilizada tanto en contextos de salud como de rendimiento. Este tipo de entrenamiento permite mejorar simultáneamente la fuerza muscular, la masa muscular y la capacidad cardiorrespiratoria. Sin embargo, desde los trabajos clásicos de Hickson, se ha descrito el denominado fenómeno de interferencia, según el cual la inclusión de entrenamiento aeróbico podría atenuar las adaptaciones inducidas por el entrenamiento de fuerza, especialmente en términos de ganancia de fuerza y, potencialmente, de hipertrofia muscular.
La evidencia científica sobre este fenómeno no es concluyente. Mientras algunos estudios muestran reducciones en las ganancias de fuerza y masa muscular con entrenamiento concurrente frente a entrenamiento exclusivo de fuerza, otros no observan diferencias relevantes. Esta heterogeneidad ha sido atribuida a múltiples factores metodológicos y fisiológicos, como el tipo de ejercicio aeróbico (carrera, ciclismo), la intensidad, el volumen, el orden de las sesiones, los intervalos de recuperación y el nivel de entrenamiento de los participantes.
Recientemente, se ha propuesto un modelo teórico que sugiere que el tipo de entrenamiento aeróbico, y en particular el formato de entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT), podría modular de forma específica el grado de interferencia. Según este modelo, los protocolos de HIIT con intervalos largos (>1 minuto a intensidades cercanas al VO₂máx) podrían atenuar las ganancias de fuerza máxima sin comprometer los mecanismos moleculares asociados a la hipertrofia muscular. No obstante, hasta la fecha existían pocos estudios que evaluaran directamente estos mecanismos a largo plazo.
Desde un punto de vista fisiológico, la hipertrofia muscular inducida por el entrenamiento de fuerza depende de incrementos repetidos en la síntesis de proteínas miofibrilares (myoPS), regulada por los mionúcleos y por la incorporación de nuevos núcleos procedentes de las células satélite musculares. Estas células, al activarse, proliferar y fusionarse con las fibras musculares, amplían la capacidad transcripcional de la fibra y favorecen el crecimiento muscular. Además, la expresión de factores reguladores miogénicos (MYOD, MYF5, MYF6, miogenina) desempeña un papel clave en la regulación de estos procesos.
Un aspecto metodológico relevante es que las respuestas agudas iniciales de la síntesis proteica pueden reflejar procesos de reparación del daño muscular más que adaptaciones hipertróficas reales. Por ello, evaluar las respuestas moleculares tras varias semanas de entrenamiento permite obtener una visión más representativa de los mecanismos implicados en la adaptación crónica.
En este contexto, el objetivo principal del estudio fue analizar, mediante un diseño “agudo–crónico”, si un programa de entrenamiento concurrente que incorpora HIIT de intervalos largos altera los mecanismos moleculares clásicos asociados a la hipertrofia muscular, en comparación con un programa exclusivo de entrenamiento de fuerza. De forma específica, se evaluaron la síntesis de proteínas miofibrilares, el contenido de células satélite, la acreción de mionúcleos, la expresión génica de factores miogénicos, la hipertrofia de las fibras musculares, la fuerza máxima y la capacidad aeróbica.
Metodología
Diecinueve hombres jóvenes no entrenados fueron asignados aleatoriamente a un grupo de entrenamiento de fuerza o a un grupo de entrenamiento concurrente durante 16 semanas. El grupo concurrente realizó el mismo entrenamiento de fuerza que el grupo de fuerza, combinado con sesiones adicionales de HIIT de intervalos largos. Se realizaron biopsias musculares en el vasto lateral en las semanas 4 y 16, antes y después de una sesión estandarizada, para analizar la síntesis proteica mediante agua deuterada, así como variables celulares y moleculares. Paralelamente, se evaluaron cambios en la fuerza máxima (1RM), el área de sección transversal de las fibras musculares y el VO₂peak.
Resultados principales
Ambos grupos mostraron incrementos significativos en la síntesis de proteínas miofibrilares 48 horas tras el ejercicio, tanto en la semana 4 como en la semana 16, sin diferencias entre entrenamiento concurrente y entrenamiento de fuerza. El contenido de células satélite aumentó con el tiempo en fibras tipo II, y el número de mionúcleos se incrementó en ambos tipos de fibra. La hipertrofia se observó principalmente en fibras tipo II, de forma similar en ambos grupos.
Desde el punto de vista funcional, ambos grupos mejoraron la fuerza máxima, aunque las ganancias fueron mayores en el grupo de entrenamiento de fuerza. Solo el grupo concurrente mejoró de forma significativa el VO₂peak.
Discusión
El hallazgo principal de este estudio es que el entrenamiento concurrente con HIIT de intervalos largos no compromete los mecanismos moleculares y celulares tradicionalmente asociados a la hipertrofia muscular. La síntesis de proteínas miofibrilares aumentó de manera comparable tras sesiones de entrenamiento concurrente y de fuerza, tanto en fases tempranas como tardías del programa, lo que sugiere que la capacidad de remodelado miofibrilar se mantiene intacta pese a la inclusión del componente aeróbico.
Estos resultados refuerzan la idea de que la interferencia observada clásicamente no necesariamente se produce a nivel molecular. A pesar de que el entrenamiento concurrente atenuó las ganancias de fuerza máxima, no se observaron diferencias en la hipertrofia de las fibras tipo II ni en los procesos celulares que la sustentan, como la expansión del pool de células satélite o la acreción de mionúcleos. Esto apoya el modelo teórico que propone una disociación entre adaptaciones morfológicas y adaptaciones neuromusculares.
La preservación de la hipertrofia con entrenamiento concurrente podría explicarse por varios factores. En primer lugar, el volumen total de entrenamiento de fuerza fue similar entre grupos. En segundo lugar, el control nutricional, incluyendo la suplementación proteica postejercicio, pudo haber maximizado las respuestas anabólicas en ambos grupos. Además, el uso de HIIT de intervalos largos, en lugar de entrenamiento aeróbico continuo de alto volumen, podría minimizar la activación de vías moleculares potencialmente antagonistas de la hipertrofia.
La menor ganancia de fuerza observada con entrenamiento concurrente parece estar relacionada con adaptaciones neuromusculares más que con limitaciones estructurales. Estudios previos han mostrado que el entrenamiento aeróbico puede interferir con la adaptación neural necesaria para el desarrollo de fuerza máxima, afectando parámetros como la activación muscular o la tasa de desarrollo de la fuerza, sin alterar necesariamente el tamaño muscular.
Otro hallazgo relevante es la mejora exclusiva del VO₂pico en el grupo concurrente, lo que confirma la eficacia del programa para inducir adaptaciones cardiorrespiratorias sin sacrificar el crecimiento muscular. Desde una perspectiva aplicada, esto refuerza el valor del entrenamiento concurrente como estrategia eficiente para mejorar múltiples capacidades físicas de forma simultánea.
No obstante, los autores reconocen limitaciones importantes, como el tamaño muestral reducido y la inclusión exclusiva de hombres jóvenes no entrenados, lo que limita la extrapolación a otras poblaciones. Asimismo, la evaluación de la expresión génica en un único punto temporal postejercicio podría no capturar completamente la dinámica de los factores reguladores miogénicos.
Conclusión
Este estudio demuestra que un programa de entrenamiento concurrente que incorpora HIIT de intervalos largos no inhibe los mecanismos moleculares ni morfológicos responsables de la hipertrofia muscular. Aunque las ganancias de fuerza máxima son menores que con entrenamiento exclusivo de fuerza, la capacidad de crecimiento muscular se preserva, al tiempo que se obtienen mejoras significativas en la capacidad aeróbica. Estos hallazgos tienen implicaciones relevantes para el diseño de programas de entrenamiento orientados tanto a la salud como al rendimiento, cuestionando la noción clásica de una interferencia inevitable a nivel muscular con el entrenamiento concurrente.
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Referencia completa:
Conceição M, Vechin FC, Telles G, Lixandrão M, Ribeiro N, Riani Costa LA, Hevia-Larraín V, Scarpelli MC, Damas F, Libardi CA, Camera DM, Hawley JA, Ugrinowitsch C. Concurrent training with long-interval HIIT does not impair skeletal muscle protein synthesis or hypertrophy: Little evidence of an ‘interference effect’. J Appl Physiol (1985). 2025 Dec 10. doi: 10.1152/japplphysiol.00642.2025.



