Robinson AT, Banks NF, Jenkins NDM. Exercise as Vascular Medicine: Can Exercise Combat Negative Health Behaviors From Causing Endothelial Dysfunction? Exerc Sport Mov. 2025 Fall;3(4):e00054. doi: 10.1249/esm.0000000000000054.
- Introducción: el endotelio como piedra angular de la salud cardiovascular
La disfunción endotelial es uno de los primeros pasos hacia el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (ECV), que siguen siendo la principal causa de muerte en todo el mundo. El endotelio, una fina capa de células que recubre los vasos sanguíneos, regula procesos esenciales como la vasodilatación, la homeostasis del tono vascular, el equilibrio redox y la prevención de la agregación plaquetaria o la inflamación. Su correcto funcionamiento depende principalmente de la disponibilidad de óxido nítrico (NO), una molécula vasodilatadora producida por la enzima óxido nítrico sintasa endotelial (eNOS).
El envejecimiento, la obesidad, el sedentarismo, las dietas ricas en sal, azúcar o grasas, y la mala calidad del sueño deterioran esta función endotelial al reducir la producción o biodisponibilidad del NO. Frente a ello, el ejercicio físico emerge como una herramienta terapéutica de primera línea para prevenir, retrasar o revertir la disfunción endotelial y, con ello, el riesgo cardiovascular.
- Evaluación de la función endotelial
El método más utilizado para evaluar la función endotelial en humanos es la dilatación mediada por flujo (FMD), que mide mediante ecografía el aumento del diámetro arterial tras un estímulo de hiperemia reactiva. Este test refleja la capacidad del endotelio para liberar NO y se correlaciona estrechamente con la función coronaria y el riesgo futuro de ECV.
También se emplean métodos para valorar la microcirculación, como la pletismografía de tensión o la flujometría láser Doppler, que permiten estudiar la respuesta de los pequeños vasos sanguíneos ante estímulos fisiológicos o farmacológicos. Estas técnicas demuestran que tanto la disfunción macrovascular como la microvascular predicen eventos cardiovasculares, reforzando el papel del endotelio como marcador clínico precoz de riesgo.
- Mecanismos bioquímicos de la disfunción endotelial
La principal vía que conduce al deterioro del endotelio es el estrés oxidativo, provocado por un exceso de especies reactivas de oxígeno (ROS) como el superóxido. Este radical libre se une al NO, formando peroxinitrito, una molécula altamente reactiva que disminuye la biodisponibilidad del NO y daña la pared vascular.
Las fuentes más importantes de ROS en el endotelio son las enzimas NADPH oxidasa (NOX), la xantina oxidasa, las mitocondrias y la eNOS desacoplada, que deja de producir NO y genera superóxido. La oxidación del cofactor tetrahidrobiopterina (BH4) o el aumento de la dimetilarginina asimétrica (ADMA) también reducen la síntesis de NO. Además, la resistencia a la insulina asociada a dietas hipercalóricas y al sedentarismo inhibe las vías intracelulares que activan la eNOS, agravando la disfunción endotelial.
- Ejercicio físico: el gran protector del endotelio
El ejercicio regular disminuye la mortalidad cardiovascular y total de forma dosis-dependiente. Durante la contracción muscular, el flujo sanguíneo aumenta, generando un estrés de cizallamiento laminar sobre las paredes arteriales que estimula la eNOS y la producción de NO. Tanto el entrenamiento aeróbico como el entrenamiento de fuerza inducen este estímulo, aunque con distinta intensidad y duración.
El ejercicio también reduce la expresión de NOX, incrementa la actividad de enzimas antioxidantes como la superóxido dismutasa (SOD) y la glutatión peroxidasa (GPx), y mejora la capacidad del organismo para neutralizar el exceso de ROS. Además, favorece la angiogénesis, disminuye la inflamación vascular y mejora la sensibilidad a la insulina, creando un entorno metabólico y vascular protector.
- Dieta procesada: un enemigo del endotelio
Los alimentos ultraprocesados representan cerca del 60% de la ingesta calórica en países desarrollados y su elevado contenido en sal, azúcares añadidos y grasas saturadas deteriora la función endotelial.
- Exceso de sal: incrementa la expresión de NOX, genera más ROS y reduce la producción de SOD, lo que disminuye el NO disponible y aumenta la rigidez arterial.
- Azúcares y grasas: tras una comida rica en ambos, se observan picos de glucosa y lípidos en sangre que inducen inflamación y estrés oxidativo, reduciendo la FMD.
El ejercicio físico atenúa estos efectos. Practicar actividad aeróbica o de fuerza antes de una comida rica en grasa o azúcar previene la caída posprandial de la FMD, y quienes realizan ejercicio de manera habitual muestran una mayor resistencia vascular ante el consumo de alimentos ultraprocesados.
- Sedentarismo: el nuevo “tabaquismo vascular”
Pasar muchas horas sentado reduce el flujo sanguíneo y el estrés de cizallamiento sobre el endotelio, provocando un rápido deterioro de su función incluso en individuos jóvenes y sanos. Aunque una hora diaria de ejercicio puede no compensar un día entero de inactividad, pequeñas interrupciones del sedentarismo sí pueden hacerlo.
Movimientos breves como caminar, realizar ejercicios con el propio peso corporal o incluso fidgeting (mover las piernas o los pies) restablecen el flujo y protegen el endotelio. Se ha observado que los beneficios más importantes provienen de actividades que aumentan el flujo sanguíneo intermitente, lo que refuerza la importancia de mantener la actividad física distribuida a lo largo del día, no solo concentrada en el entrenamiento.
- Sueño insuficiente y salud vascular
Dormir menos de 7 horas por noche, tener un sueño de mala calidad o con horarios irregulares se asocia con mayor riesgo de ECV, diabetes tipo 2 y síndrome cardiometabólico. La privación total de sueño reduce tanto la función microvascular como la macrovascular, y la restricción parcial mantenida durante varios días produce una disminución de la FMD y un aumento de la inflamación endotelial.
El ejercicio mejora la calidad del sueño, acorta el tiempo para conciliarlo y regula los ritmos circadianos. Sin embargo, aún hay poca evidencia de que proteja directamente la función endotelial frente a la falta de sueño. Algunos estudios preliminares en trabajadores nocturnos indican que el ejercicio intermitente puede reducir los biomarcadores de activación endotelial y el riesgo cardiovascular, aunque se requieren más investigaciones para confirmar estos efectos.
- Futuras direcciones y conclusiones
El mantenimiento de la salud endotelial es esencial para prevenir las ECV. El ejercicio actúa como una auténtica medicina vascular, restaurando la biodisponibilidad del NO, reduciendo la inflamación y el estrés oxidativo, y contrarrestando los efectos de los malos hábitos de vida.
Aun así, persisten preguntas relevantes:
- ¿Qué tipo, intensidad y volumen de ejercicio son más efectivos según la edad o las comorbilidades?
- ¿Existen diferencias en la respuesta vascular al ejercicio entre hombres y mujeres, especialmente en etapas como la menopausia?
- ¿Puede el ejercicio proteger el endotelio en contextos donde el sueño o la dieta no pueden modificarse fácilmente?
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/10/Exercise-as-Vascular-Medicine-.pdf




