Bettariga F, Taaffe DR, Crespo-Garcia C, Clay TD, De Santi M, Baldelli G, Adhikari S, Gray ES, Galvão DA, Newton RU. Effects of Resistance vs High Intensity Interval Training on Myokines and Cancer Cell Suppression in Breast Cancer Survivors: A Randomized Trial. Med Sci Sports Exerc. 2025 Sep 3. doi: 10.1249/MSS.0000000000003848.
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más diagnosticado en mujeres y una de las principales causas de muerte a nivel mundial. A pesar de los avances en tratamientos, el riesgo de recurrencia y mortalidad sigue siendo alto, lo que obliga a buscar estrategias adicionales para mejorar la supervivencia y la calidad de vida de las pacientes. En este contexto, el ejercicio físico ha emergido como una herramienta terapéutica fundamental. Numerosas evidencias muestran que es seguro y beneficioso durante y después de los tratamientos oncológicos, contribuyendo a mejorar la composición corporal, la condición física, la fatiga, la salud psicológica, la función inmune y a reducir la inflamación crónica. Además, algunos estudios sugieren que el ejercicio puede disminuir el riesgo de recurrencia y mortalidad en cáncer de mama hasta en un 40%.
Un aspecto de gran interés es el papel de las mioquinas, citocinas producidas por el músculo esquelético en reposo y, especialmente, tras la contracción muscular. Ejemplos relevantes son la interleucina-6 (IL-6), SPARC (secreted protein acidic and rich in cysteine), decorina y oncostatina M (OSM). Estas moléculas han mostrado capacidad para inhibir el crecimiento y la viabilidad de células tumorales, además de promover su apoptosis. Estudios preclínicos han comprobado que el suero sanguíneo recogido inmediatamente después de una sesión de ejercicio puede suprimir la proliferación de células de cáncer de mama y otros tipos tumorales. Sin embargo, existe poca evidencia sobre si programas de ejercicio regular, más allá de los efectos agudos, pueden modificar de forma estable los niveles basales de mioquinas y crear un entorno sistémico menos favorable al crecimiento tumoral.
Hasta el momento, únicamente dos ensayos clínicos habían explorado la relación entre programas estructurados de ejercicio y la inhibición de células de cáncer de mama, con resultados contradictorios: uno halló efectos inhibitorios y otro no mostró cambios significativos. En otros contextos, como el cáncer de próstata, sí se han documentado incrementos en mioquinas con propiedades antitumorales tras programas de ejercicio regular. No obstante, faltaba por esclarecer si en supervivientes de cáncer de mama estos cambios podían observarse y si diferentes modalidades de entrenamiento producían adaptaciones específicas.
En este sentido, es importante considerar que distintos tipos de ejercicio tienen efectos diferenciados sobre la condición física y la composición corporal. El entrenamiento de fuerza (RT) se asocia principalmente con aumentos en la masa muscular y la fuerza, mientras que el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) suele mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y reducir la masa grasa. Dado que la liberación de mioquinas depende en gran medida del músculo, y que tanto la fuerza como la composición corporal se relacionan con la mortalidad en cáncer, era razonable plantear que estas modalidades podrían inducir respuestas distintas en la secreción de mioquinas y en la inhibición tumoral.
El presente ensayo aleatorizado tuvo dos objetivos principales:
- Comparar los efectos de un programa de 12 semanas de RT frente a HIIT sobre los niveles basales de mioquinas y la inhibición del crecimiento de células de cáncer de mama triple negativo (MDA-MB-231) in vitro.
- Explorar si los cambios en la composición corporal y la condición física se relacionaban con dichas adaptaciones biológicas.
Los resultados principales del estudio mostraron que:
- El entrenamiento de fuerza aumentó los niveles de SPARC en reposo (+15%).
- El HIIT incrementó los niveles de OSM (+11%).
- Ambas modalidades redujeron significativamente el crecimiento de células MDA-MB-231 (−22% en RT y −25% en HIIT), sin diferencias entre ellas.
- En el grupo HIIT, la supresión del crecimiento celular se asoció con mejoras en masa magra y disminución de masa grasa.
Estos hallazgos sugieren que tanto RT como HIIT generan un entorno sistémico con potencial efecto antitumoral en supervivientes de cáncer de mama, lo cual es de gran relevancia clínica. La elevación de SPARC y OSM es coherente con la literatura que señala su papel en la inhibición del crecimiento tumoral y en la inducción de apoptosis. Aunque los mecanismos exactos aún no están plenamente definidos, es plausible que el tipo de ejercicio determine qué mioquina se eleva de manera predominante.
En relación con la literatura previa, el estudio aporta varias novedades:
- Confirma que programas regulares de ejercicio (12 semanas, 3 veces por semana) pueden inducir cambios en mioquinas en reposo, más allá de los efectos agudos observados tras sesiones aisladas.
- Muestra que dos modalidades muy distintas de entrenamiento son igualmente eficaces para inhibir el crecimiento de células de cáncer de mama, aunque por vías posiblemente diferentes: RT a través de ganancias musculares y HIIT mediante mejoras cardiorrespiratorias y reducción de grasa corporal.
- Refuerza la hipótesis de que la mejora de la composición corporal y de la condición física genera un entorno biológico menos favorable para el desarrollo tumoral, combinando cambios en mioquinas, reducción de inflamación y potenciación del sistema inmune.
Un punto interesante es que, pese a los cambios en SPARC y OSM, no se observaron modificaciones significativas en decorina ni en IL-6. Esto podría deberse a la corta vida media de estas moléculas o a variaciones individuales relacionadas con los tratamientos previos, como la quimioterapia, que puede alterar la función muscular y la liberación de biomarcadores.
En cuanto a los efectos sobre la inhibición de células cancerosas, el estudio respalda la idea de que el ejercicio regular funciona como una “medicina sistémica” que condiciona el microambiente tumoral. A diferencia de un estudio previo donde la frecuencia semanal era solo de una sesión (y no se observaron cambios), en este ensayo la mayor frecuencia (tres sesiones) probablemente fue clave para alcanzar adaptaciones significativas.
Los autores también destacan que, aunque el efecto antitumoral observado en vitro es prometedor, hay que interpretar los resultados con cautela, ya que se utilizó un único tipo celular (MDA-MB-231) y un modelo bidimensional, que no reproduce completamente la complejidad de los tumores in vivo. Además, no se evaluaron directamente parámetros inmunológicos, pese a que la literatura indica que el ejercicio también estimula la inmunidad antitumoral a través de la movilización de células NK y linfocitos T. Por tanto, futuros estudios deberían integrar marcadores inmunes y explorar otros tipos celulares y modelos tridimensionales.
En cuanto a las aplicaciones clínicas, los resultados son alentadores. Demuestran que tanto RT como HIIT son seguros, bien tolerados y efectivos para inducir cambios biológicos con potencial efecto antitumoral. Esto significa que la elección entre una modalidad u otra puede adaptarse a las preferencias y necesidades del paciente: RT podría priorizarse en quienes requieren mejorar fuerza y masa muscular, mientras que HIIT sería útil en quienes necesitan mayor capacidad aeróbica y reducción de grasa corporal. En cualquier caso, ambas opciones parecen ofrecer un “entorno protector” contra la recurrencia tumoral.
Conclusiones
- El ejercicio regular, ya sea entrenamiento de fuerza o HIIT, aumenta mioquinas con potencial efecto antitumoral (SPARC y OSM, respectivamente).
- Ambos tipos de ejercicio reducen significativamente el crecimiento de células de cáncer de mama triple negativo in vitro.
- Los beneficios parecen estar mediados, al menos en parte, por cambios en composición corporal y fuerza muscular.
- Estos hallazgos refuerzan la importancia de incluir programas estructurados de ejercicio en la rehabilitación oncológica, como herramienta complementaria para reducir el riesgo de recurrencia y mejorar la supervivencia.
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