La masa de hemoglobina (Hb) es un factor determinante en la capacidad del organismo para transportar oxígeno hacia los músculos en ejercicio. Se estima que un aumento de 1 g de Hb se traduce en un incremento aproximado de 4 ml/min en el consumo máximo de oxígeno (VO₂max). Aunque los atletas de élite ya presentan una masa de hemoglobina elevada en comparación con sujetos inactivos, incluso incrementos modestos del 2–4% pueden producir mejoras significativas en el rendimiento de resistencia, especialmente en quienes ya están cerca de su techo fisiológico.
Tradicionalmente, la exposición a la altitud ha sido la estrategia ambiental más utilizada para aumentar la masa de Hb. Modelos como “vivir en altura, entrenar en llano” han mostrado mejoras en VO₂max y rendimiento al nivel del mar. El mecanismo principal radica en la hipoxia: la menor presión parcial de oxígeno arterial estimula la producción de eritropoyetina (EPO), lo que a lo largo de semanas eleva la producción de glóbulos rojos y, en consecuencia, la Hb. Sin embargo, el entrenamiento en altitud presenta limitaciones importantes:
- Variabilidad interindividual en la respuesta (no todos los atletas aumentan Hb ni mejoran rendimiento).
- Posibles efectos adversos, como problemas de sueño, respiración periódica nocturna o remodelado vascular pulmonar.
- Costes elevados en tiempo, dinero y logística, además de impacto ambiental por viajes frecuentes.
Ante estas limitaciones, surge la aclimatación al calor como una alternativa atractiva. Originalmente se empleaba para mejorar la tolerancia al ejercicio en climas cálidos, pero estudios recientes con protocolos de al menos 5 semanas han demostrado que también puede inducir aumentos consistentes de masa de Hb en torno al 2–4%, comparables a los de la altitud. Este hallazgo sitúa al calor como un estímulo ambiental factible para potenciar la capacidad de transporte de oxígeno y el rendimiento aeróbico.
No obstante, los mecanismos fisiológicos exactos detrás de esta respuesta no están plenamente definidos. Se postulan varias hipótesis:
- Isquemia renal inducida por redistribución del flujo sanguíneo durante el calor, que reduciría la presión de oxígeno renal y activaría la producción de EPO.
- Aumento del consumo renal de oxígeno por mayor reabsorción de sodio tras la contracción inicial del volumen plasmático.
- Teoría del “critmeter”: la expansión del volumen plasmático durante la aclimatación diluye el hematocrito, lo que sería detectado por el riñón y desencadenaría un aumento compensatorio de la producción de glóbulos rojos.
El objetivo de esta revisión es discutir estas teorías, explorar las aplicaciones prácticas de la aclimatación al calor a largo plazo y señalar las direcciones futuras de investigación necesarias para comprender mejor su potencial como sustituto o complemento del entrenamiento en altitud.
Los estudios disponibles muestran de manera consistente que la aclimatación prolongada al calor aumenta la masa de Hb y produce mejoras en el VO₂max y otros parámetros de rendimiento. La magnitud de estos efectos es similar a la observada en campamentos de altitud, pero el calor presenta ventajas prácticas, económicas y ambientales.
Comparación con la altitud
- Eficacia: la magnitud de la expansión de la Hb tras calor es comparable a la altitud.
- Seguridad: mientras que la altitud puede inducir maladaptaciones cardiovasculares y respiratorias, el calor presenta riesgos distintos, como golpes de calor, que son prevenibles con una buena monitorización e hidratación.
- Accesibilidad: el calor puede inducirse en cualquier lugar mediante cámaras ambientales, ropa térmica o inmersiones en agua caliente, evitando los costes y desplazamientos que exige la altitud.
- Impacto ambiental: el entrenamiento en altitud implica viajes largos y emisiones elevadas de CO₂, mientras que el calor puede aplicarse localmente con un impacto mínimo.
Mecanismos propuestos
Aunque aún no están completamente esclarecidos, la literatura apunta a que la EPO es el principal mediador de la respuesta hematológica. Los posibles mecanismos incluyen:
- Isquemia renal transitoria: durante el calor, el flujo sanguíneo se redistribuye hacia la piel para favorecer la disipación térmica. Esto puede reducir la perfusión renal, disminuyendo la presión parcial de oxígeno en el parénquima y estimulando la síntesis de EPO. Estudios con inmersión en agua caliente han mostrado aumentos de EPO compatibles con esta hipótesis.
- Aumento del consumo renal de oxígeno: la contracción inicial del volumen plasmático activa la reabsorción de sodio en el riñón, lo que incrementa su demanda metabólica y puede disminuir la tensión tisular de oxígeno, desencadenando EPO.
- Teoría del critmeter: tras 1–2 semanas de aclimatación, se produce una expansión significativa del volumen plasmático, reduciendo el hematocrito. Según este modelo, el riñón detecta esta “dilución” y genera un estímulo sostenido de EPO para restaurar el equilibrio entre viscosidad sanguínea y transporte de oxígeno.
Estas hipótesis no son excluyentes: es probable que el estímulo inicial provenga de la contracción plasmática y la isquemia renal, mientras que el mecanismo del critmeter opere de manera más crónica.
Aspectos prácticos y poblacionales
La mayoría de los estudios han utilizado ejercicio en calor, pero modalidades pasivas como sauna o inmersión en agua caliente podrían inducir adaptaciones similares, lo cual resulta relevante para atletas que no pueden añadir más carga de entrenamiento.
Hasta ahora, la investigación se ha concentrado en atletas de élite, en su mayoría hombres, con pocos estudios en mujeres o poblaciones menos entrenadas. La evidencia disponible sugiere que los beneficios son similares entre sexos y también podrían trasladarse a sujetos sub-élite o clínicos, aunque se necesita más investigación.
Ventajas estratégicas del calor
- Puede aplicarse en cualquier lugar y época del año.
- Es económico y accesible para atletas con presupuestos limitados.
- Ofrece beneficios adicionales más allá de la hematología: mejoras cardiovasculares, aumento de la sudoración y de la tolerancia térmica.
- No está restringido en entornos como los Juegos Olímpicos (a diferencia de las cámaras hipobáricas).
Limitaciones y futuro
Existen varias lagunas de conocimiento:
- Se desconoce el origen exacto de la EPO tras el calor (renal vs. no renal).
- No está claro si el calor por sí solo, sin ejercicio, es suficiente para inducir la expansión de Hb.
- Falta determinar la cinética precisa de la respuesta de EPO y Hb a lo largo de los protocolos de aclimatación.
- Se necesitan estudios en diferentes climas, niveles de entrenamiento, y con protocolos de calor pasivo.
- Es interesante explorar si el calor puede mantener las adaptaciones de la altitud tras el regreso al nivel del mar, prolongando el estímulo eritropoyético.
Conclusiones
La evidencia actual apoya la aclimatación prolongada al calor (≥5 semanas) como un estímulo ambiental eficaz para aumentar la masa de hemoglobina y mejorar la capacidad de transporte de oxígeno, en magnitudes similares al entrenamiento en altitud pero con menos limitaciones logísticas, económicas y ambientales.
Aunque los mecanismos no se conocen del todo, parece que la EPO desempeña un papel central, activada por una combinación de isquemia renal, aumento del consumo renal de oxígeno y cambios en el volumen plasmático detectados por el critmeter.
Se requieren más investigaciones para esclarecer estos mecanismos, explorar modalidades pasivas de aplicación y validar la eficacia en distintos tipos de atletas y poblaciones clínicas. Pese a estas incertidumbres, el calor se perfila como una alternativa real y práctica al entrenamiento en altitud en el contexto del deporte de resistencia.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/08/Mechanisms-of-haemoglobin-mass-expansion-following-heat-stress-1.pdf
Referencia completa:
Jenkins EJ, Edgett BA, Hughes MG, Tremblay JC, Stembridge M. Mechanisms of haemoglobin mass expansion following heat stress. J Physiol. 2025 Aug 20. doi: 10.1113/JP288997.