La búsqueda de estrategias eficaces para mejorar el transporte y utilización de oxígeno ha llevado a los deportistas de resistencia a utilizar históricamente el entrenamiento en altitud. Esta técnica promueve un aumento de la masa de hemoglobina (Hbmass) a través de la estimulación hipoxia-inducida de la eritropoyesis, favoreciendo así un incremento en el consumo máximo de oxígeno (VO₂max). Sin embargo, el entrenamiento en altura presenta limitaciones claras: variabilidad interindividual elevada, posibles respuestas mal adaptativas, dificultad logística, mayores costes y un impacto ambiental considerable
En los últimos años, la investigación ha revelado que la aclimatación al calor a largo plazo, tradicionalmente obtenida mediante ejercicio en ambientes calurosos, puede producir aumentos similares en Hbmass y VO₂max. Estudios previos han mostrado incrementos robustos de Hbmass tras 3–6 semanas de ejercicio en calor, pero todos ellos implicaban estrés térmico inducido por ejercicio, obligando a los atletas a reducir la intensidad para tolerar la carga térmica. Esto altera el entrenamiento habitual e incrementa la tensión fisiológica acumulada.
La evidencia preliminar sugiere que exposiciones pasivas al calor —como sauna o inmersión en agua caliente (hot-water immersion, HWI)— pueden generar adaptaciones termorregulatorias y cardiovasculares comparables a las del ejercicio en calor, al menos a corto plazo. Sin embargo, no estaba claro si una estrategia pasiva, mantenida durante varias semanas y combinada con el entrenamiento normal, podría generar adaptaciones hematológicas y cardiovasculares suficientes para mejorar el VO₂max.
Un estudio reciente mostró aumentos de VO₂max tras 6 semanas de HWI, pero los participantes tenían un nivel de condición física modesto y se observaron mejoras similares en el grupo control, probablemente por efecto de un nuevo entrenamiento. Además, no se evaluó la Hbmass, dejando sin resolver los mecanismos observados.
La laguna de conocimiento era doble:
- ¿Puede la exposición pasiva al calor, sin ejercicio asociado, inducir un aumento significativo y sostenido de Hbmass y volumen sanguíneo total?
- ¿Contribuye la adaptación cardíaca al aumento del VO₂max tras la aclimatación al calor, además de la mejora hematológica?
Este estudio aborda ambas cuestiones utilizando un diseño cruzado, con 10 corredores entrenados sometidos a 5 semanas de inmersión pasiva en agua caliente (≥40 °C, 45 min, 5 días/semana), comparado con un periodo control con entrenamiento idéntico.
Métodos en síntesis
Los participantes realizaron dos periodos de 5 semanas: uno de intervención HWI y otro de control, sin modificar su entrenamiento habitual. Se evaluaron:
- Hbmass, volumen plasmático (PV) y volumen de glóbulos rojos (RBCV) mediante re-respiración de CO.
- Estructura y función cardíaca, especialmente volumen telediastólico del ventrículo izquierdo (LVEDV), mediante ecocardiografía 4D.
- VO₂max, economía de carrera y velocidad máxima en cinta.
El diseño cruzado permitió controlar la variabilidad interindividual y aislar el efecto de la intervención.
Resultados principales
Adaptaciones hematológicas
El HWI produjo:
- +33 g de Hbmass (≈3.9%)
- Aumento de RBCV desde la semana 4.
- Expansión del volumen sanguíneo total en +284 mL.
- Aumento inicial del volumen plasmático, seguido de reducción progresiva hacia valores basales.
Estos cambios NO ocurrieron en el periodo control.
La secuencia fue: primero expansión plasmática, luego aumento de RBCV y Hbmass, siguiendo el patrón típico de aclimatación al calor.
Adaptaciones cardíacas
Tras 5 semanas de HWI se observó:
- Aumento del LVEDV en 10 mL.
- Aumento del volumen sistólico en 7 mL.
- Aumento del gasto cardíaco en reposo.
No se modificaron la masa ventricular, la función sistólica (strain) ni parámetros de función diastólica.
La combinación de mayor volumen sanguíneo y mayor LVEDV sugiere un aumento sostenido del retorno venoso y la precarga.
Cambios en rendimiento
El HWI aumentó:
- VO₂max en 2.7 mL·kg⁻¹·min⁻¹ (~4.4%).
- Velocidad máxima en cinta +0.8 km/h.
No hubo cambios en economía de carrera ni en velocidad al umbral de lactato.
Mediante modelos mixtos, la combinación Hbmass + LVEDV explicó el 81% de la variabilidad en VO₂max, siendo la Hbmass el predictor más potente.
Discusión
La exposición pasiva al calor: una alternativa real a la altitud
Este estudio demuestra por primera vez que la exposición pasiva prolongada al calor, sin ejercicio, es suficiente para:
- aumentar Hbmass,
- incrementar el volumen sanguíneo total,
- mejorar VO₂max en atletas bien entrenados,
sin añadir estrés de entrenamiento adicional. El aumento del 3.9% en Hbmass es comparable al de protocolos clásicos de entrenamiento en altura (3.3% en 3 semanas según metaanálisis), pero con menor coste e impacto logístico.
Esto convierte el HWI en una estrategia práctica, asequible y aplicable en temporada.
Adaptación cardíaca: la pieza olvidada
Aunque históricamente se ha atribuido la mejora del VO₂max tras la aclimatación al calor principalmente al aumento de Hbmass, los datos muestran que las mejoras centrales (cardíacas) contribuyen significativamente.
El aumento del LVEDV y del volumen sistólico sugiere:
- mayor precarga por expansión del volumen sanguíneo,
- capacidad del ventrículo para acomodar mayor llenado sin perjudicar la función diastólica.
Estos cambios estructurales, aunque modestos, pueden traducirse en aumentos importantes del gasto cardíaco durante el ejercicio máximo, contribuyendo al VO₂max.
El análisis del principio de Fick (CaO₂ × Q̇) mostró que los aumentos observados en la función cardíaca podrían explicar prácticamente todo el incremento medido de VO₂max.
Comparación con poblaciones de elite
Los autores señalan que aunque los participantes eran corredores bien entrenados, sus volúmenes cardíacos eran inferiores a los de atletas de élite. Por tanto:
- es posible que atletas de más alto nivel tengan menor margen de mejora,
- pero la alta distensibilidad cardíaca de deportistas de élite podría permitir mejoras adicionales incluso en ellos.
Seguridad, tolerancia y aplicación práctica
El protocolo fue bien tolerado, sin deterioro del bienestar ni del rendimiento submáximo. Esto es clave para su aplicación en:
- periodos de alta carga de entrenamiento,
- fases competitivas,
- deportistas que no pueden modificar su planificación para ir a altitud.
Además, puede tener utilidad para:
- deportes donde la altitud es impracticable por calendario,
- atletas con alto riesgo de sobrecarga o lesión,
- programas de rehabilitación con carga controlada.
Conclusiones
El estudio demuestra de forma robusta que 5 semanas de inmersión en agua caliente, realizadas de modo pasivo y combinadas con el entrenamiento habitual, producen:
- aumentos significativos de Hbmass,
- remodelado cardíaco (↑ LVEDV y ↑ volumen sistólico),
- incrementos de VO₂max clínicamente relevantes en corredores entrenados.
La mejora del transporte y entrega de oxígeno es el resultado de adaptaciones coordinadas en múltiples eslabones de la cadena de transporte de oxígeno.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/11/Long-term_passive_heat_acclimation_enhances_maxima-1.pdf
Referencia completa:
Jenkins EJ, Killick JA, Zerilli O, Douglas AJM, Corr L, Hughes MG, Tremblay JC, Stembridge M. Long-term passive heat acclimation enhances maximal oxygen consumption via haematological and cardiac adaptation in endurance runners. J Physiol. 2025 Nov 20. doi: 10.1113/JP289874.



