Testosterona, cortisol, vitamina D y estrés oxidativo, y su relación en futbolistas profesionales

La relación testosterona/cortisol se ha utilizado en fisiología deportiva para evaluar el equilibrio entre anabolismo y catabolismo; su disminución por debajo del 30% se ha considerado un marcador de sobreentrenamiento. En este marco, estudios recientes en futbolistas han investigado las relaciones entre testosterona, cortisol, vitamina D y especies reactivas de oxígeno, pero con resultados poco convincentes.

Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Abate y col, 2021; J Sports Med Phys Fitness 1-jun; doi: 10.23736/S0022-4707.21.12094-8) cuyo objetivo fue evaluar el comportamiento de dichos parámetros biológicos y sus relaciones tanto en invierno (temporada de campeonato) como en verano (temporada fuera de competición), caracterizados por diferentes situaciones homeostáticas.

Participaron veintisiete jugadores profesionales de fútbol masculino (Segunda División Italiana). Los niveles sanguíneos de testosterona libre, cortisol, vitamina D y especies reactivas de oxígeno se evaluaron en agosto (entrenamiento de pretemporada) y en febrero, a mitad de temporada. Se realizó una comparación entre estos dos períodos y para cada uno de ellos se evaluaron las relaciones entre los parámetros biológicos.

Los resultados mostraron que los niveles de testosterona en sangre fueron más altos durante el verano, mientras que los de cortisol fueron más altos en invierno. Los niveles de vitamina D fueron más altos en verano; en esta temporada se observó una relación positiva significativa entre vitamina D y testosterona (p = 0,001), pero no en invierno (p = 0,592). Las especies reactivas de oxígeno fueron mayores en invierno; en esta temporada se observó una relación positiva significativa entre estas sustancias y el cortisol (0,000), pero no en verano (p = 0,325).

Los autores concluyeron que en futbolistas profesionales se encontró una relación positiva entre vitamina D y testosterona en verano y entre especies reactivas de oxígeno y cortisol en invierno. Sin embargo, sigue sin resolverse la cuestión de si tales resultados son relaciones de causa-efecto genuinas o meras correlaciones estadísticas casuales ó falsas. De hecho, tales resultados podrían depender de otros determinantes que podrían impulsar los parámetros biológicos antes mencionados en la misma dirección. Estas conclusiones deben considerarse válidas solo en relación con las condiciones experimentales (carga de trabajo de entrenamiento, dieta y exposición solar) del presente estudio.

Aunque el estudio comentado tiene limitaciones reconocidas por los propios autores, lo interesante es tener presente las diferencias en biomarcadores entre diferentes momentos de la temporada y las relaciones entre ellos, así como con el rendimiento o incidencia de lesiones. Todo ello se debe englobar en el deporte profesional en análisis de datos multicomponente (BigData) lo más extenso posible, y a partir de ahí posibilitar información práctica que lleve a una mayor individualización de la carga de entrenamiento y del descanso

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