La demencia es una enfermedad cerebral que afecta a la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las tareas diarias. Los pacientes con demencia son en su mayoría adultos mayores, considerando por tanto a la demencia como un proceso anormal del envejecimiento. Cuarenta y siete millones de adultos mayores experimentaron demencia en 2017, y el número estimado de pacientes con demencia alcanzará los 141 millones para 2050. Los adultos mayores pierden fuerza y capacidad funcional con el envejecimiento. Estos factores afectan a su capacidad para participar en actividades físicas de una cierta intensidad y duración, lo que ocasiona la realización de una actividad física de bajo rango en comparación a los adultos más jóvenes. Para considerar una asociación entre actividad física y riesgo de demencia se deben considerar factores como el tipo de actividad, tiempo de ejecución, frecuencia de realización e intensidad.
Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Lee J, 2021; J Aging Phys Act 3-ene; doi: 10.1123/japa.2019-0493) cuyo objetivo fue investigar la influencia del fitness cardiorrespiratorio (CF) sobre el riesgo de demencia y la mortalidad por demencia.
Un total de seis estudios fueron analizados en este metaanálisis
Los resultados mostraron que un bajo nivel de CF se asoció con un riesgo casi 3 veces superior de padecer demencia, en comparación a niveles altos de fitness cardiorrespiratorio. Por otra parte, el aumento de CF disminuyó el riesgo de demencia, y el incremento de una unidad metabólica (3,5 ml/kg/min de VO2) redujo el riesgo de demencia y la mortalidad por demencia. Se requirió valores mantenidos de VO2pico de más de 42 ml/kg/min de VO2, para disminuir el riesgo de demencia y mortalidad por demencia.
La realización de actividad física se asocia a un menor riesgo de demencia, mientras que la inactividad física se asocia a un mayor riesgo. Se ha demostrado que la realización de actividad física al menos 1 hora dos veces por semana reduce el riesgo de demencia, y que un aumento de volumen e intensidad del ejercicio realizado incide positivamente en esa relación. Bajo mi punto de vista, el entrenamiento de fuerza en edad avanzada, y aún antes, debe ser prioritario. Además, la preservación del equilibrio y una adecuada nutrición son factores decisivos en esta etapa de la vida.
Gracias, me ha parecido muy interesante el artículo, así como informativo.