Entrenamiento concurrente (aeróbico-fuerza) y pérdida de grasa

grasita(post destacado 2015) Pienso que a día de hoy existen pocas dudas sobre la conveniencia de incluir en cualquier programa de ejercicio destinado a ayudar a perder grasa corporal tanto el entrenamiento de fuerza como el de resistencia aeróbica. Desde un punto de vista fisiológico es muy interesante la discusión sobre cuál de los dos entrenamientos contribuye más a la pérdida de grasa, o que combinación es la más favorable, pero desde un punto de vista práctico esa discusión pasa a un segundo plano a favor de incluir en cualquier caso ambas modalidades de entrenamiento en los programas de ejercicio. Hay que tener en cuenta no obstante que muchas personas que tienen exceso de grasa corporal también manifiestan factores de riesgo metabólico o cardiometabólico, como hipercolesterolemia, hipertensión arterial, estados de inflamación crónica, etc, por lo que la estructura de entrenamiento ha de adecuarse a esas necesidades diferentes para cada paciente. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Rossi y col, 2015; J Strength Cond Res 28-may) cuyo objetivo fue verificar los efectos de un entrenamiento combinado (fuerza + resistencia aeróbica) vs entrenamiento solo de resistencia aeróbica sobre la composición corporal y el perfil lipídico de mujeres obesas post-menopáusicas. Las mujeres fueron distribuidas en 3 grupos: entrenamiento aeróbico (AT), entrenamiento combinado (CT) y grupo control (CG). Los resultados después del periodo de intervención mostraron que no hubo diferencias en la reducción de grasa corporal éntrelos grupos de entrenamiento reduciéndose en ambos, aunque solo el grupo CT mostró diferencias respecto al CG. Cuando las cargas de entrenamiento entre los grupos se igualaron, solo el grupo CT se asoció a una reducción de la grasa corporal. Las lipoproteínas de alta densidad (HDL-C) aumentaron en ambos grupos de entrenamiento, sin diferencias entre grupo en el índice colesterol total/HDL-C (índice aterogénico). En resumen, ambas modalidades de entrenamiento fueron efectivas para modificar la composición corporal e inducir un estatus anti-aterogénico.

Como comenté inicialmente, los programas de fuerza deben incluirse en los planes de ejercicio de personas con sobrepeso u obesas. El problema puede estar en el diseño adecuado y eficaz de esos programas. Bajo mi punto de vista, la única manera de garantizar esa eficacia es implicar a los profesionales que saben de ejercicio, es decir, los graduados y licenciados en ciencias del deporte, ya que son los profesionales que tienen los conocimientos necesarios para diseñar y quizás lo más importante, enseñar a ejecutar con seguridad este tipo de programas. Así que volvemos al tan querido y lejano “equipo multidisciplinar”, y la verdad es que no se si esto es realmente viable en un entorno en el que todos creemos saber de todo.

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