El efecto del tipo de entrenamiento en la temperatura de la piel.

El entrenamiento tiene un efecto sobre el metabolismo, pero según el tipo de estímulo se observará una respuesta diferente como resultado de un tipo de adaptación

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En función del tipo de entrenamiento elegido la literatura científica ha demostrado que existen ciertas vías metabólicas que se vuelven preferenciales (Chicharro J.L. et al 2006). Además, existen ciertas adaptaciones que vienen provocadas por la activación como respuesta al tipo de estímulo.

Como es el caso de la oposición entre el binomio AMPK y el regulador MTOR1, ambos funcionan como reguladores opuestos según el tipo de estímulo que se realiza. Mientras que, la AMPK es un regulador del catabolismo que se va a solicitar cuando realizamos un ejercicio de resistencia. Por otro lado, el regulador de MTOR1 está relacionado con el anabolismo y se activa cuando realizamos un estímulo de fuerza.

Estas respuestas clásicas de la fisiología son realmente interesantes para conocer cómo afecta el tipo de entrenamiento al organismo. Por ello, en esta revisión vamos a describir cómo afecta el entrenamiento a la temperatura corporal.

Varios estudios han sugerido que inmediatamente después de un ejercicio aeróbico prolongado, la temperatura corporal parece disminuir en las regiones que no se están solicitando, aumentar en las articulaciones y mantenerse estables en las regiones ejercitadas (Fernandez-Cuevas et al 2012). Además, es característico de este tipo de estímulos la aparición del “patrón dálmata”, una respuesta característica por la perfusión sanguínea hacia la periferia para termorregular al sistema y la acción colinérgica de los neurotransmisores para provocar una vasodilatación activa de los vasos perforantes de la piel (Hillen et al 2019)

Este “patrón dálmata” relacionado con la perfusión de la sangre por los capilares más cercanos a la piel, también se ha relacionado en la literatura con entrenamientos que afectan en mayor medida al sistema inmune (Brito C. et al. 2021).

Por otra parte, el entrenamiento de fuerza provoca inmediatamente después de un entrenamiento completo una respuesta hipotérmica, más pronunciada en las regiones no ejercitadas (Fernandez-Cuevas et al. 2023). Mientras que, las ejercitadas tienen un patrón más homogéneo en su forma. El efecto calorífico de la contracción muscular y la termodinámica hacen que por radiación la temperatura de los grupos musculares solicitados se transfiera a las zonas colindantes de la piel para disipar su calor con un patrón más homogéneo en las horas posteriores (Hillen et al. 2019).

Por último, el entrenamiento de velocidad clásico, orientado al sprint, provoca un descenso acusado de la temperatura corporal de forma general inmediatamente después de su realización (Fernandez-Cuevas et al 2012). Estos efectos pueden estar atribuidos a la eficiencia del sistema termorregulador o por la participación del sistema neuromuscular y su fatiga central.

Sin embargo, lo más interesante de estas investigaciones no es el efecto agudo del entrenamiento en los momentos posteriores, sí no, cómo se comporta la temperatura horas después del entrenamiento.

En dos investigaciones recientes (de este mismo 2023), y en la tesis de Fernandez-Cuevas 2012, se observa que independientemente del tipo de entrenamiento en las horas posteriores se produce un aumento significativo de la temperatura corporal como consecuencia de la activación del metabolismo que podría estar relacionado con el efecto EPOC producido por estos. Además, esas temperaturas alcanzan su mayor incremento entre las 6 y las 9 horas dependiendo de los grupos musculares solicitados y el tipo de estímulo (Priego-Quesada et al 2023; Fernandez-Cuevas et al. 2023). Por todo ello, parece interesante controlar la temperatura de la piel de los sujetos para ver cual es la adaptación a ese entrenamiento y recuperan la temperatura basal.

 

Conclusiones

Desde el equipo de ThermoHuman abogamos por recomendar que si el objetivo es medir la carga interna del entrenamiento, es conveniente esperar unas horas y no medir inmediatamente tras el entrenamiento.

Sobre todo, si queremos controlar el efecto del entrenamiento lo más interesante sería medir a las 24 horas para controlar los efectos de los factores de influencia como el sueño o el ritmo circadiano.

Escrito por el Dr. Víctor Escamilla Galindo, equipo de ThermoHuman. Tiene experiencia en equipos de primera y segunda división aplicando la termografía para la prevención y readaptación en el alto rendimiento.

ThermoHuman

Referencias

Chicharro, J. L., & Mojares, L. M. L. (2008). Fisiología clínica del ejercicio. Ed. Médica Panamericana.

Fernández-Cuevas, I. (2012). Efecto del entrenamiento de resistencia, velocidad y fuerza en la temperatura de la piel a través de la termografía infrarroja (Doctoral dissertation, Dissertation, Universidad Politécnica de Madrid).

Hillen, B., Pfirrmann, D., Nägele, M., & Simon, P. (2020). Infrared thermography in exercise physiology: the dawning of exercise radiomics. Sports Medicine, 50(2), 263-282.

Brito, C. J., Moreira, D. G., Ferreira, J. J., Díaz-de-Durana, A. L., Miarka, B., Marins, J. C., & Sillero-Quintana, M. (2020). Immune response related with skin thermal pattern in judokas: a new application for infrared thermography?. The Journal of Strength & Conditioning Research, 34(10), 2886-2894.

Fernández-Cuevas, I., Torres, G., Sillero-Quintana, M., & Navandar, A. (2023). Thermographic assessment of skin response to strength training in young participants. Journal of Thermal Analysis and Calorimetry, 1-9.
Priego-Quesada, J. I., Catalá-Vilaplana, I., Bermejo-Ruiz, J. L., Gandia-Soriano, A., Pellicer-Chenoll, M. T., Encarnación-Martínez, A., … & Salvador-Palmer, R. (2022). Effect of 10 km run on lower limb skin temperature and thermal response after a cold-stress test over the following 24 h. Journal of Thermal Biology, 105, 103225.

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