El entrenamiento interválico de esprint (SIT) se ha mostrado como un potente estímulo para mejorar la capacidad aeróbica máxima (VO2max), que como sabemos es una variable asociada a un buen estado general de salud, estando relacionada además de manera inversa con cualquier causa de muerte. Los protocolos habituales de SIT suelen utilizar bicicleta y consisten generalmente en 6 ó más esprint “all out” de 30 s por sesión de entrenamiento. Estudios previos han sugerido que se pueden alcanzar mejoras similares del VO2max con protocolos de dos intervalos de 20 s de máxima intensidad. Estos hallazgos sugieren que el volumen del ejercicio de esprint podría tener influencia limitada en las adaptaciones alcanzadas. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Songsom y col, 2016; Eur J Appl Physiol 6-jun) cuyo objetivo fue examinar si un único esprint de 20 s por sesión de ejercicio en cicloergómetro podría constituir un estímulo suficiente para aumentar el VO2max. Participaron sujetos sedentarios de edad media de 24 años y VO2max de 33±7 ml/kg/min. Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente en un grupo de entrenamiento o un grupo control de no intervención. El entrenamiento consistió en 3 sesiones a la semana durante 4 semanas, y en el mismo se efectuó un esprint de 20 s de máxima intensidad (all out), sin calentamiento, ni vuelta a la calma. El VO2max fue medido antes del periodo de entrenamiento y 3 días después de finalizar el mismo. Los resultados mostraron que el entrenamiento no se asoció a mejoras significativas del VO2max, y los investigadores sugieren que, aunque 2 esprint de 20 s “all out” habían mostrado en estudios previos efectos positivos sobre el VO2max, en este caso, un único esprint de 20 s efectuado 3 días por semana no se mostró eficaz en la mejora del VO2max.
Por mucha eficacia que tenga la intensidad del ejercicio en relación a las mejoras de variables asociadas al fitness cardiometabólico, ha de aplicarse con un volumen mínimo para establecer adaptaciones significativas. Y es que, si queremos provocar adaptaciones las respuestas a los estímulos aplicados han de ser suficientes en intensidad, frecuencia y volumen. Pero eso ya lo sabíamos.