Protocolos de fuerza recomendados en edad avanzada

En personas de edad avanzada sanas se recomiendan ejercicios que conlleven aumento de la masa muscular e incremento de la fuerza, es decir, entrenamiento de fuerza (RE). El entrenamiento de fuerza puede asociarse a potenciales riesgos en la respuesta cardiovascular derivados principalmente del aumento de la presión arterial y de la respuesta simpática (disbalance autónomo). Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Sardeli y col, 2017; Int J Sports Med 26-sep) cuyo objetivo fue comparar las respuestas cardiovasculares frente a tres diferentes protocolos de fuerza realizados por 21 sujetos sanos de edad avanzada sobre una máquina de prensa de piernas. Los protocolos utilizados fueron: alta carga (80% 1RM) hasta el fallo (HL); baja carga (30% 1RM) hasta el fallo (LL); y baja carga, 30 repeticiones seguidas de 3 series de 15 repeticiones con una restricción de flujo vascular del 50% (LL-BFR); y una sesión control (CON). En base al estudio de la variabilidad de la frecuencia cardiaca, solo el protocolo LL alcanzó un índice parasimpático menor que el CON a los 30 min de recuperación. El protocolo LL-BFR se asoció con los valores más altos de presión arterial sistólica y sobre todo diastólica en la mayoría de las series. Las respuestas de la frecuencia cardiaca, gasto cardiaco y reducción de la resistencia periférica fueron similares en los diferentes protocolos. Los autores sugieren que el protocolo de alta carga es seguro para aplicarlo a sujetos de edad avanzada sanos, ya que induce menores incrementos de la presión arterial y una más rápida recuperación parasimpática en comparación a los protocolos de baja carga hasta el fallo y baja carga con restricción vascular.

La recomendación de entrenamiento de fuerza en edad avanzada está totalmente justificada. Conocer que protocolos son los más indicados para cada persona es importante, especialmente cuando, como ocurre en la mayoría de los ancianos, padecen enfermedades diferentes que afectan en mayor o menor grado a su capacidad funcional. Por ello es importante que el médico del paciente señale las posibles contraindicaciones, interferencias farmacológicas, limitaciones o prioridades que se han de tener en cada caso. Solo así, el fisioterapeuta o en su caso el graduado en ciencias de la a. física y el deporte, podrán diseñar un programa de ejercicio seguro y eficaz.

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