Influencia de la cena en la energética del ejercicio por la mañana

(post destacado 2016) El horario de las competiciones por las mañanas puede limitar un desayuno apropiado afectando en muchos casos al rendimiento. Establecer una estrategia nutricional por la noche, antes de dormir, puede ser una alternativa para cubrir las necesidades metabólicas y de hidratación de la mañana sin comprometer las horas de sueño o el confort gastrointestinal durante el ejercicio. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Ormsbee y col, 2016; Appl Physiol Nutr Metab 2: 1-9) cuyo objetivo fue examinar los efectos agudos de la ingesta de chocolate con leche (CM) antes de dormir sobre el rendimiento en carrera a la mañana siguiente, y sobre el metabolismo y el estado de hidratación. Participaron mujeres corredoras y triatletas que aleatoriamente ingirieron CM ó un placebo no nutritivo unos 30 min antes de dormir, y entre 7 y 9 h antes del ejercicio de la mañana. La tasa metabólica basal (RMR) fue valorada antes del ejercicio. El ejercicio de la mañana incluyó un calentamiento, tres cargas de 5 min al 55%, 65% y 75% VO2max, y 10 min de una contrarreloj simulada de 10 min corriendo (TT). Los resultados mostraron que el rendimiento no fue diferente entre condiciones. RMR aumentó un 4,8% y la oxidación de hidratos de carbono fue probablemente aumentada en la condición CM vs placebo. No hubo cambios en los índices de hidratación. Los autores concluyen que la ingesta de CM antes de dormir puede alterar el metabolismo de reposo y ejercicio del día siguiente por la mañana a favor de la oxidación de los hidratos de carbono, pero no parece tener efectos sobre el rendimiento en 10 k corriendo.

Aunque el estudio comentado es limitado en cuanto a extraer aspectos directos de aplicación, sí que abre un interesante debate sobre cómo establecer las mejores estrategias nutricionales de todos aquellos deportistas (ej. triatlón, carreras de larga distancia, etc) que deben comenzar a competir a horas muy tempranas en la mañana, obligándoles a despertar a las 4,30-5,00 de la mañana con el deterioro que ello supone en el sueño. Quizás protocolizar, igual que se hace con el desayuno habitualmente, una ingesta programada antes de dormir, evitaría los madrugones y las molestias gastrointestinales que muchas veces se producen por desayunos apresurados ingeridos cerca del inicio del ejercicio.

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