Las enfermedades cardiovasculares (ECV) han aumentado significativamente en incidencia y mortalidad en las últimas décadas. Dentro de estas, la enfermedad arterial coronaria (EAC) es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, generando una gran carga económica y sanitaria. A pesar de los avances en tratamientos como la intervención coronaria percutánea (ICP) y el bypass coronario (CABG), muchos pacientes continúan enfrentando eventos cardiovasculares adversos, lo que subraya la necesidad de estrategias de rehabilitación efectivas.
La rehabilitación cardíaca (RC) ha demostrado ser una estrategia clave en la mejora del pronóstico de los pacientes con ECV, siendo recomendada a nivel internacional como una intervención de primera línea. Dentro de los programas de RC, el ejercicio juega un papel fundamental en la mejora de la función cardiorrespiratoria, la remodelación ventricular y la reducción de la mortalidad. Sin embargo, la elección entre entrenamiento con intervalos de alta intensidad (HIIT) y entrenamiento continuo de intensidad moderada (MICT) sigue siendo un tema de debate en la literatura científica.
HIIT consiste en breves episodios de ejercicio de alta intensidad intercalados con períodos de recuperación, mientras que MICT implica una actividad continua a intensidad moderada. Diversos estudios han indicado que HIIT podría generar mayores beneficios en la capacidad cardiorrespiratoria y en la función vascular, aunque su intensidad lo hace más exigente y potencialmente menos tolerable para ciertos pacientes. Por otro lado, MICT es una estrategia más utilizada debido a su menor impacto en la frecuencia cardíaca y su mejor adherencia. Sin embargo, aún no existe consenso sobre cuál de estas dos modalidades es superior para los pacientes con EAC.
Este estudio busca comparar los efectos de HIIT y MICT en la capacidad cardiorrespiratoria y funcional de pacientes con EAC, utilizando indicadores como el consumo máximo de oxígeno (PeakVO₂), la distancia recorrida en el test de caminata de seis minutos (6MWT) y la frecuencia cardíaca máxima (PHR), entre otros. Se realiza un metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados para evaluar la eficacia relativa de cada modalidad de entrenamiento.
Los resultados del metaanálisis, que incluyó 22 estudios con un total de 1364 pacientes, indican que HIIT ofrece mayores beneficios en la mejora de PeakVO₂, PHR y 6MWT en comparación con MICT. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el entrenamiento de alta intensidad puede optimizar la capacidad aeróbica y el rendimiento funcional de los pacientes con EAC.
La importancia del PeakVO₂ radica en su relación con la mortalidad por ECV, siendo un predictor clave del pronóstico en pacientes cardíacos. La mejora observada en el grupo de HIIT sugiere que este tipo de entrenamiento puede potenciar la eficiencia del transporte y la utilización de oxígeno, lo que se traduce en una mayor capacidad de ejercicio. Además, el incremento en la PHR sugiere una mejor respuesta autonómica al esfuerzo, lo que podría tener implicaciones en la salud cardiovascular a largo plazo.
En cuanto al 6MWT, la mayor distancia recorrida por los pacientes sometidos a HIIT indica una mejora en la tolerancia al esfuerzo, lo cual es clínicamente relevante para la calidad de vida de los pacientes con EAC. La literatura previa ya ha señalado que este test puede ser una herramienta útil para evaluar la eficacia de las intervenciones de rehabilitación cardíaca, y los resultados de este estudio refuerzan su utilidad en la monitorización del impacto del ejercicio.
No obstante, no se observaron diferencias significativas entre HIIT y MICT en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (LVEF) ni en el volumen diastólico final del ventrículo izquierdo (LVEDV), lo que sugiere que ambas modalidades de ejercicio tienen un impacto similar en la remodelación ventricular. Esto concuerda con estudios previos que no han encontrado mejoras significativas en la función sistólica tras entrenamientos de diferentes intensidades en pacientes cardíacos.
Otro hallazgo relevante fue la diferencia en la presión arterial diastólica (DBP), donde HIIT mostró una mayor reducción en comparación con MICT. Sin embargo, en la presión arterial sistólica (SBP) no se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos. Dado que la reducción de la presión arterial es un objetivo clave en el tratamiento de la EAC, estos hallazgos podrían tener implicaciones en la selección del tipo de ejercicio para pacientes con hipertensión concomitante.
El análisis por subgrupos indicó que una duración de intervención superior a 12 semanas produce mayores beneficios en PeakVO₂, lo que sugiere que los efectos positivos del ejercicio pueden potenciarse con programas de mayor duración. Asimismo, se observó que el uso de la cinta de correr como modalidad de ejercicio generó mejoras más pronunciadas en comparación con la bicicleta ergométrica, aunque sin diferencias estadísticamente significativas.
A pesar de estos hallazgos, el estudio presenta algunas limitaciones. Primero, la heterogeneidad de los estudios incluidos, con variaciones en la duración del entrenamiento, la intensidad de las sesiones y la adherencia de los participantes, puede influir en los resultados. Además, la mayoría de los estudios tenían un tamaño de muestra reducido, lo que podría limitar la generalización de los hallazgos. También es importante considerar que muchos participantes estaban bajo tratamiento farmacológico, lo que podría haber influenciado algunas de las respuestas al ejercicio.
Finalmente, aunque los resultados sugieren que HIIT podría ser una estrategia más efectiva para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria en pacientes con EAC, su implementación debe ser cuidadosamente supervisada debido a la alta intensidad del esfuerzo. En pacientes con mayor riesgo o menor tolerancia al ejercicio, MICT sigue siendo una opción válida y efectiva. Se requieren más estudios con diseños homogéneos y de mayor duración para determinar de manera más concluyente las diferencias entre ambas modalidades de entrenamiento.
Conclusión
En conclusión, el estudio demuestra que HIIT ofrece mayores beneficios en términos de capacidad aeróbica y rendimiento funcional en comparación con MICT en pacientes con enfermedad arterial coronaria. Sin embargo, la elección del tipo de ejercicio debe basarse en la condición clínica del paciente, su tolerancia al esfuerzo y su adherencia al programa de rehabilitación. HIIT puede ser una estrategia óptima para mejorar la función cardiorrespiratoria, pero su aplicación debe ser personalizada y supervisada.
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Referencia completa:
Gao C, Yue Y, Wu D, Zhang J, Zhu S. Effects of high-intensity interval training versus moderate-intensity continuous training on cardiorespiratory and exercise capacity in patients with coronary artery disease: A systematic review and meta-analysis. PLoS One. 2025 Feb 20;20(2):e0314134. doi: 10.1371/journal.pone.0314134.