Frecuencia cardiaca e intensidad de ejercicio: “drift cardiovascular”

drift CV(post destacado 2014) La frecuencia cardiaca (FC) es una variable muy utilizada para monitorizar la intensidad del ejercicio realizado. Sin embargo, la información vinculada a la frecuencia cardiaca en cuanto a la intensidad de ejercicio realizado no siempre refleja la realidad metabólica muscular. Existen distintas circunstancias que de alguna manera “distorsionan” la información reflejada por la FC; entre estas destaca el llamado “drift cardiovascular (CV drift)”. El CV drift es un fenómeno caracterizado por el aumento progresivo en función del tiempo (a partir de ~10 min) de algunas variables cardiovasculares, mientras se mantiene la carga de trabajo (ej. velocidad, vatios). El fenómeno se caracteriza por un descenso del volumen sistólico, así como de las presiones arteriales medias sistólica y pulmonar, asociado a un aumento de la frecuencia cardiaca, manteniendo estable el gasto cardiaco. El modelo clásico de justificación del CV drift, asocia un aumento del flujo sanguíneo cutáneo por incremento de la temperatura, disminuyendo la presión de llenado del ventrículo izquierdo, con ello el volumen diastólico final, y con ello el volumen sistólico. No obstante estudios posteriores no observaron relación entre el aumento del flujo sanguíneo cutáneo y el descenso del volumen sistólico. Al mismo tiempo se ha demostrado una estabilidad del flujo sanguíneo cutáneo después de 20-30 min de ejercicio. Esos hallazgos ponen en seria duda la teoría clásica de justificación del CV drift. Una alternativa a la hipótesis anterior, se basa en que el descenso del volumen sistólico durante ejercicio prolongado es debido a un aumento de la frecuencia cardiaca, lo que provocaría un acortamiento del tiempo de llenado ventricular, esto un descenso del volumen diastólico final, y esto un descenso del volumen sistólico. Así, la administración de beta bloqueantes, que no permite el aumento de la frecuencia cardiaca, permite conservar el volumen sistólico en ejercicio prolongado. La pregunta entonces es: ¿Qué provoca el aumento de la frecuencia cardiaca? Pues no hay una única respuesta. Se ha planteado que el aumento de la temperatura del núcleo provocaría un incremento de la frecuencia cardiaca intrínseca, es decir, provocando una activación de la actividad del nodo senoauricular. Como alternativa, no excluyente, la fatiga del sistema neuromuscular asociada al ejercicio prolongado activaría los metabolorreceptores musculares y esto activaría el sistema simpático adrenal, y por tanto inmediatamente la frecuencia cardiaca. Evidentemente la deshidratación per se también justificaría el aumento de la frecuencia cardiaca por descenso del volumen sistólico debido a un descenso del volumen plasmático.

Todo lo anterior justifica plenamente que la frecuencia cardíaca no pueda ser considerada una variable fiable de la intensidad de ejercicio cuando este es prolongado en el tiempo.

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