Entrenamiento de resistencia aeróbica en hipoxia, hiperoxia y normoxia

Desde hace muchos años fisiólogos y entrenadores han tratado de exprimir al máximo las adaptaciones asociadas al entrenamiento aeróbico por medio de la realización de sesiones de entrenamiento en distintas condiciones de presión parcial de oxígeno, con resultados diversos. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Przyklenk y col, 2017; Int J Sports Med 2-jun) cuya hipótesis de trabajo fue que el ejercicio de resistencia aeróbica (EN) realizado en hipoxia (HY) provoca a corto plazo un descenso de la adaptación mitocondrial, VO2pico y potencia pico (PPO) en comparación al mismo entrenamiento en normoxia (NOR) o hiperoxia (PER). Los sujetos voluntarios repitieron el mismo ejercicio en cicloergómetro en HY, NOR y PER durante 4 semanas en un diseño cruzado. Se valoraron VO2pico, RPE y PPO, así como niveles de lactato en sangre (Bla) antes y después de la intervención para valorar las demandas fisiológicas y las adaptaciones. Se realizaron biopsias musculares para determinar vías de señalización molecular mitocondriales y adaptaciones. Los resultados mostraron que, a pesar de la reducida intensidad, el aumento de Bla y los niveles de RE en HY revelaron mayores cargas metabólicas en comparación con PER y NOR. PPO aumentó en todos los grupos, mientras que el VO2pico y la señalización mitocondrial no cambió. Las adaptaciones mitocondriales inducidas por el entrenamiento y la capacidad de ejercicio, ni disminuyeron significativamente en HY, ni incrementaron en PER, en comparación a NOR. A pesar del descenso de la intensidad de ejercicio, a corto plazo el entrenamiento de resistencia aeróbica en condiciones de hipoxia no afecta necesariamente a las adaptaciones mitocondriales y la capacidad de ejercicio, mientras que entrenar en condiciones de hiperoxia tampoco mejora las adaptaciones. Los autores sugieren que el entrenamiento en hipoxia quizás refuerce las respuestas adaptativas bajo circunstancias en las que la intensidad absoluta de entrenamiento ha de reducirse.

En muchas ocasiones, los deportistas guiados por el entusiasmo de una mejor adaptación y mejora del rendimiento utilizan sistemas o condiciones de entrenamiento sin mucho rigor. Nada que reprochar a ese comportamiento, todo lo contrario, demuestran un interés por las nuevas propuestas que debe ser aplaudido. Los entrenadores, estos ya con la formación adecuada, deben dirigir a los deportistas hacia las condiciones óptimas de mayor aprovechamiento del entrenamiento, constituyendo el filtro imprescindible entre el fisiólogo del ejercicio y el deportista, al ser capaz de canalizar de manera práctica los avances del conocimiento científico. Sería ideal que este engranaje funcionara ágilmente, y que los deportistas entendieran la importancia y aprovechamiento que otorga disponer de un entrenador bien formado, al tiempo que el entrenador se convenza de la necesidad de aplicar toda le evidencia científica a su práctica diaria.

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