Entrenamiento de resistencia aeróbica: ¿efectos negativos cardiacos?

TensionMuchos estudios epidemiológicos han mostrado que la actividad física regular reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD), y la mayoría demuestran un menor riesgo ASCVD conforme más actividad física se realice. Pocos estudios han incluido a deportistas de resistencia aeróbica de alto nivel que realizaron ejercicio de resistencia aeróbica durante muchos años. Recientemente se ha publicado una revisión bibliográfica (Eijsvogels y col, 2016; Physiol Rev 96: 99-125) cuyo objetivo fue examinar las evidencias de que el ejercicio de resistencia aeróbica extremo puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. Las evidencias señalan como el ejercicio se asocia como resouesta a incrementos  de biomarcadores séricos de enfermedad cardiovascular, como la CK-MB, troponina T (cTn) y péptido natriurético cerebral (BNP). Otros estudios han mostrado una reducción de la función ventricular, especialmente del ventrículo derecho, soportando la hipótesis de que el ejercicio prolongado afecta negativamente de manera aguda al miocardio, produciendo “fatiga cardiaca”. Esas reducciones de la función cardiaca son transitorias, y probablemente no se asocien a consecuencias fisiológicas, pero hay varios estudios que han documentado fibrosis miocárdica en atletas de resistencia aeróbica de vida deportiva muy prolongada. También hay estudios que han mostrado de forma preliminar, que los atletas de resistencia aeróbica de edad media tienen una mayor calcificación de sus coronarias, un marcador de aterosclerosis. Este hallazgo es sorprendente, dado los bajos niveles de factores de riesgo ateroscleróticos de los corredores. En este sentido es posible que el incremento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial sistólica durante el ejercicio, altere el flujo coronario acelerando el proceso de la aterosclerosis. Por otra parte, el entrenamiento de resistencia aeróbica produce un aumento de las 4 cavidades cardiacas, y esas adaptaciones que pueden mejorar el rendimiento, pueden al mismo tiempo tener efectos cardiacos adversos. Así, la fibrilación auricular parece más frecuente en atletas master posiblemente debido a un aumento del tono vagal y del tamaño de la aurícula izquierda. La disfunción del ventrículo izquierdo también ha sido referida en atletas de resistencia aeróbica.

En resumen, no podemos afirmar que entrenar resistencia aeróbica nos aleje definitivamente de la patología cardiaca. Es posible, que el entrenamiento aeróbico de una cierta intensidad y/o duración, y realizado durante años, se asocie en un porcentaje determinado a alteraciones fisiopatológicas que pueden llevar a una disfunción cardiaca. Solo los reconocimientos médico-deportivos ó cardiológicos, pueden llegar a valorar inadecuadas adaptaciones al ejercicio que pueden desembocar en patologías.

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