Entrenamiento de fuerza con niveles bajos de glucógeno

pastaEl denominado genéricamente “entrenamiento en ayunas” se ha propuesto como un proceder adicional en la planificación del entrenamiento de resistencia aeróbica, con distintos objetivos, entre los que destacan una optimización del metabolismo de los ácidos grasos, y una mayor activación de la proliferación mitocondrial. Hasta la fecha no hay muchos estudios que hayan abordado las consecuencias fisiológicas del entrenamiento de fuerza con depleción de glucógeno. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Camera y col, 2015; Eur J Appl Physiol 4-feb) cuyo objetivo fue determinar los efectos de una baja disponibilidad de glucógeno muscular sobre la regulación de la biogénesis mitocondrial y utilización de sustratos después de un ejercicio de fuerza. Los voluntarios del estudio realizaron un protocolo de depleción de glucógeno pedaleando con una pierna hasta la fatiga (LOW), mientras que el otro miembro permaneció en reposo (CON). Después de una noche de ayuno los sujetos completaron 8 series de 5 repeticiones de press de pierna al 80% 1RM con cada pierna. Los sujetos consumieron una bebida con proteínas (20 g) e hidratos de carbono (40 g) al finalizar el ejercicio y 2 h más tarde. Se obtuvieron biopsias musculares antes del ejercicio y 1 y 4 h después de finalizar el mismo en ambas piernas. Los resultados mostraron valores de glucógeno muscular significativamente menores en la pierna LOW. La fosforilación de la p38MAPK aumentó un 800% 1 h después del ejercicio en ambos grupos, pero solo permaneció elevada (500%) a las 4 h en el grupo LOW. La PGC-1α mRNA se elevó (200%) 4 h después del ejercicio en LOW, con diferencias significativas entre ambas piernas. En resumen, el ejercicio de fuerza realizado con baja disponibilidad de glucógeno muscular parece estimular en mayor cuantía las adaptaciones mitocondriales mediante una mejora de la señalización molecular en la biogénesis (ej. PGC-1α).

A diferencia del entrenamiento de resistencia aeróbica, en el que las manipulaciones metabólicas y nutricionales son frecuentes en aras a conseguir mayores o mejores adaptaciones, en el entrenamiento de fuerza estos aspectos se contemplan más aisladamente, limitándose en muchos casos a la ingesta de 30 g de proteínas al finalizar el entrenamiento. Pero como este y otros estudios sugieren, pueden llegar a ser importantes las condiciones metabólicas y de disponibilidad de sustratos en las que se desarrolla el mismo entrenamiento. Los entrenadores deben tener en cuenta estos hallazgos para lograr el escenario más adecuado a cada objetivo asociado al entrenamiento de fuerza. Así de difícil es entrenar de forma óptima.

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