¿El “colesterol bueno” (HDL) es siempre “tan bueno”?

Colesterol-HDL-y-LDL-1Las lipoproteínas de alta densidad (HDL, del inglés High density lipoprotein) son aquellas lipoproteínas que transportan el colesterol desde los tejidos del cuerpo hasta el hígado, de tal manera que pueden retirar el colesterol de las arterias y transportarlo de vuelta al hígado para su excreción. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Elmer y col, 2015; Eur J Appl Physiol 31-dic) que aclara algunos conceptos sobre las HDL. La evidencia sugiere una asociación inversa entre las concentraciones de HDL y el riesgo de eventos cardiovasculares (CHD), los sujetos con valores normales o altos (≥ 60 mg/dL) de HDL no están necesariamente protegidos frente a CHD. Por ejemplo, en el Framingham Heart Study (2003), el 44% de los hombres y el 43% de las mujeres que tuvieron un evento CHD mostraron concentraciones de HDL superiores a lo normal. El fallo de la protección de la HDL frente a CHD puede explicarse parcialmente por una alteración en la funcionalidad de la HDL. Así, se ha propuesto que un estado de inflamación sistémica crónica pueda asociarse con un HDL más pro-inflamatorio y menos capaz de transportar el colesterol. No es entonces sorprendente que un estado de inflamación sistémica crónica sea un fuerte predictor de enfermedad cardiovascular independiente de los valores de HDL. El ejercicio regular ha mostrado efectos beneficiosos sobre la reducción de inflamación sistémica crónica, lo que podría explicar por qué el ejercicio aumenta las concentraciones de HDL y la función anti-inflamatoria del HDL, disminuyendo el riesgo de CHD. Esta adaptación es el resultado de repetidos episodios de ejercicio que provocan cambios pro-inflamatorios agudos, pero que como adaptación a esos estímulos una mayor función enzimática anti-oxidante. Por tanto, los perfiles de ejercicio que provocan más respuesta inflamatoria podrían ser los que se asocian como adaptación a un menor grado de inflamación sistémica crónica, y por tanto con mayores concentraciones de HDL funcionante. En este sentido, el entrenamiento interválico aeróbico de alta intensidad (HIIT) genera sin duda una mayor respuesta inflamatoria como efecto agudo (aumento de IL-6) que el entrenamiento continuo de intensidad moderada (ET), por lo que se puede hipotetizar que el HIIT podría ser más beneficioso que el ET para reducir la inflamación crónica, y por tanto para obtener perfiles lipídicos más saludables.

Por tanto, un valor elevado de HDL no es necesariamente sinónimo de un perfil saludable cardiovascular. Y es que no solo es importante una alta concentración de HDL, sino que ese HDL debe poder cumplir adecuadamente su función. Asumir sin más un alto valor de HDL sérico como un factor protector de riesgo cardiovascular puede no ser lo más correcto. No obstante, es cierto, que el ejercicio de resistencia aeróbica no solo se asocia a valores altos de HDL, sino que además posibilita que estas lipoproteínas mejores su funcionalidad.  

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