Ejercicio como prevención y tratamiento del cáncer

Cancer y ejercicioLa realización de ejercicio regular se ha asociado con un menor riesgo de varios tipos de cáncer y con menor recurrencia de tumores y muerte entre supervivientes, particularmente del cáncer colorrectal y de mama. Los estudios sugieren que las personas que hacen ejercicio de más intensidad tienen una reducción de un 40% en mortalidad relacionada con el cáncer en relación a la población general. Pero, ¿qué mecanismos están implicados en esta acción del ejercicio?. Recientemente dos investigadores españoles (Lucía A y Ramirez M) han publicado un artículo nada menos que en el N Engl J Med 375: 9, 2016 (factor de impacto = 60) en el que recogen algunas propuestas al respecto. El ejercicio disminuye la expresión de oncogenes, reduce las hormonas sexuales circulantes, induce la activación de vías de defensa antioxidante y ayuda a combatir condiciones metabólicas, como la adiposidad, inflamación crónica y resistencia a la insulina, factores que han sido relacionados con varios tipos de cáncer. El ejercicio también induce efectos más directos; así, durante el ejercicio las fibras musculares en contracción liberan proteínas (llamadas mioquinas) a la corriente sanguínea. Esas mioquinas parecen ejercer efectos beneficiosos sobre muchos sistemas, como el aumento de la sensibilidad a la insulina. Algunas mioquinas tienen también efectos anti-proliferativos que pueden inducir apoptosis en las células de algunos tumores. Una mioquina concreta, la interleuquina 6, ha mostrado efectos anti-tumorales. Pedersen y col, utilizando un modelo de ejercicio con ratones observaron que el ejercicio desarrollado durante 6 semanas redujo la tasa de crecimiento de ciertos tumores (melanomas, de pulmón y de hígado). La supresión de la tasa de crecimiento se asoció con un mayor número de ciertas familias de linfocitos, incluyendo las células “natural killer”. Estos efectos fueron mediados por la liberación de IL-6 por los músculos ejercitantes y por la adrenalina producida por la médula adrenal. Los autores observaron que la inyección de IL-6 no asociada al ejercicio no produjo efectos de supresión del crecimiento tumoral. La idea de que las células musculares en contracción sintetizan mioquinas anti-cáncer es tentadora, pero nuevas investigaciones han de replicar los trabajos de Pedersen y posteriormente confirmarse en humanos.

Que esta línea de trabajo de asociación entre ejercicio y cáncer se publique en la revista N Engl J Med, la revista científica más prestigiosa en el área de salud, es enormemente relevante. Los clínicos comienzan a considerar al ejercicio una herramienta potente en su lucha contra el cáncer, y eso sitúa al ejercicio en una esfera de responsabilidad, que debe salpicar a todos los que nos dedicamos a recomendar ejercicio para mejora de la salud.

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