Dieta cetogénica y masa muscular

cuerpos-cetonicos(post destacado 2015) Las dietas con baja y muy baja ingesta de hidratos de carbono son a menudo empleadas como estrategia para pérdida de peso y también en atletas. Cuando se ingieren muy pocos hidratos de carbono se establece un estado de cetosis. Los bajos niveles de insulina plasmática asociados a los estados referidos anteriormente producen un disbalance entre la formación de triglicéridos y la liberación de ácidos grasos (AGL) a la sangre a favor de estos últimos, lo que provoca un aumento importante de los niveles séricos de AGL. El hígado extrae más del 30% de los AGL que le llegan por la circulación, utilizándolos para formar acil-CoA, que servirá bien para formar triglicéridos o fosfolípidos, bien para introducirlo en la matriz mitocondrial. La beta-oxidación del acil-CoA aumentará, formando acetil-CoA a una tasa que puede exceder la capacidad mitocondrial hepática de su oxidación en el ciclo de Krebs. Si esto sucede, la parte excedente del acetil-CoA se transformará en acetoacetato, reduciéndose este en parte a hidroxibutirato. Así pues, las dietas muy pobres en hidratos de carbono, así como el ayuno prolongado se caracterizan por un aumento de cuerpos cetónicos en plasma. Los cuerpos cetónicos pueden ser utilizados por la célula muscular como combustible, ya que se transforman en acetil-CoA pudiéndose incorporar de esta manera al ciclo de Krebs. No obstante, incluso con concentraciones altas de cuerpos cetónicos la oxidación en el músculo esquelético no puede contribuir más que con un 7% como máximo del metabolismo de la célula muscular. La mayor parte de los estudios publicados han observado un descenso de la masa libre de grasa (masa muscular) en sujetos que seguían una dieta cetogénica, aunque hay pocas investigaciones que hayan relacionado la dieta cetogénica con el entrenamiento de fuerza, con el fin de comprobar si éste es capaz de frenar o limitar la pérdida de masa muscular en esas condiciones.

Es un hecho que la novedad llama la atención, y desde hace tiempo se ha difundido la idea de que los hidratos de carbono son lo peor. Hipnotizados por la tendencia, que no por el conocimiento, algunos deportistas aficionados deciden que lo mejor es restringir al máximo la ingesta de hidratos de carbono. No seré yo quien se enfrente a la evidencia científica de los beneficios obtenidos al realizar sesiones de entrenamiento en ayunas, pero lo que afirmo es que ningún ciclista, atleta, futbolista, judoca o jugador de baloncesto han dado lo mejor de sí sin unos completos depósitos de glucógeno. No seamos inmovilistas y tratemos de favorecer el avance del conocimiento, pero a la vez no juguemos gratuitamente con las bases del metabolismo y la nutrición en el ejercicio por querer ser los más modernos de la clase.

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