El envejecimiento influye negativamente en el desarrollo de la fuerza, independientemente que el sujeto entrene o no lo haga. Los factores asociados al descenso progresivo de la expresión de la fuerza son múltiples, aunque no conocemos en profundidad cuanto contribuyen cada uno de ellos al deterioro con la edad de la fuerza en las distintas expresiones de esta. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Gerstner y col, 2017; Med Sci Sports Exerc 4-feb) cuyo objetivo fue investigar las diferencias asociadas a la edad en la fuerza de flexión plantar absoluta y normalizada, examinando los mecanismos neurales y musculares que pueden contribuir a esa diferencia. Participaron sujetos de 20 años y 69 años de edad media, físicamente activos, que realizaron acciones musculares isométricas rápidas de flexión plantar para examinar la fuerza normalizada (RDT) y la activación muscular utilizando EMG, al inicio y fase tardía de la contracción. También se utilizó mediante ultrasonografía el tamaño del músculo gastrocnemio, eco-intensidad (EI, refleja la fuerza muscular), arquitectura muscular (longitud de fascículos, FL, y ángulo de pennación, PA). Los resultados mostraron que los sujetos de más edad fueron menos fuertes de manera absoluta y normalizada respecto a los jóvenes en las fases tardías de la contracción. Lo sujetos de edad avanzada mostraron mayor EI, menor PA y menor amplitud EMG en la fase tardía de la contracción; sin embargo, no se observaron diferencias en RTD y amplitud EMG en la fase inicial de la contracción, tamaño muscular o FL entre grupos. La menor RTD tardía se relacionó con un mayor EI, menor PA y menor amplitud EMG, sin embargo, los valores tardíos de RTD no se relacionaron con PA después de normalizar respecto a la fuerza pico. Los autores concluyen que las alteraciones relacionadas con la edad en relación a la calidad muscular, arquitectura y activación muscular pueden influenciar la producción rápida de la fuerza en las fases más tardías de la contracción (> 100 ms).
Los hallazgos de este estudio aclaran los factores neuromusculares específicos que influencian en el descenso de la fuerza asociado a la edad. Aunque desde un punto de vista práctico probablemente no se pueda actuar sobre el deterioro fisiológico de los factores que condicionan el deterioro de la fuerza, su conocimiento quizás pueda influenciar en el perfil de los entrenamientos de fuerza recomendados para personas de edad avanzada.
