El fútbol de alto rendimiento presenta múltiples desafíos debido a los calendarios competitivos apretados y la alta demanda física que enfrentan los jugadores. A lo largo de una temporada, un equipo profesional puede disputar entre 60 y 80 partidos, muchos de los cuales se juegan con menos de cinco días de descanso y con desplazamientos largos. Este entorno competitivo intenso genera una combinación de demandas físicas y fisiológicas complejas, donde las capacidades cardiorrespiratorias y neuromusculares juegan un papel clave en el rendimiento y la recuperación de los jugadores.
La carga externa durante una temporada, es decir, la cantidad de trabajo físico realizado por los jugadores, impacta directamente en su estado físico. Estudios previos han identificado varios marcadores fisiológicos que permiten monitorear el estado físico de los jugadores a lo largo de la temporada. Entre ellos, el salto con contramovimiento (CMJ) se utiliza para evaluar el estado neuromuscular, mientras que la fuerza excéntrica de los isquiotibiales es otro indicador importante. Adicionalmente, la prueba Yo-Yo es ampliamente empleada para evaluar la capacidad cardiorrespiratoria intermitente, ya que está estrechamente relacionada con el rendimiento en el campo.
Los sistemas electrónicos de rastreo y monitoreo del rendimiento (EPTS), como los sistemas de posicionamiento global (GPS), permiten obtener datos precisos sobre la carga externa durante los entrenamientos y partidos. No obstante, existe poca investigación sobre la relación entre los cambios en el rendimiento neuromuscular y cardiorrespiratorio y la carga externa medida con GPS, especialmente durante las primeras etapas competitivas de la temporada. Algunos estudios recientes han mostrado correlaciones moderadas entre las métricas de carga externa y las mejoras en la capacidad aeróbica y el CMJ después del periodo inicial de entrenamiento.
El objetivo principal de este estudio fue analizar los cambios en los marcadores de rendimiento físico (fuerza excéntrica de isquiotibiales, altura en el CMJ, tiempo de sprint de 20 metros y la prueba Yo-Yo) desde la pretemporada hasta el inicio de la temporada competitiva. Además, se busca explorar la asociación entre estos cambios en el rendimiento físico y las métricas de carga externa derivadas de los datos de GPS. La hipótesis plantea que las capacidades neuromusculares y cardiorrespiratorias mostrarán variaciones a lo largo del tiempo y que estas variaciones estarán relacionadas con la carga externa.
Los hallazgos principales del estudio fueron: (i) la fuerza excéntrica de los isquiotibiales disminuyó significativamente desde la pretemporada hasta el inicio de la temporada, mientras que la capacidad cardiorrespiratoria intermitente mejoró, especialmente en los jugadores que participaron en más minutos de juego; (ii) los jugadores que cubrieron menores distancias a alta intensidad tendieron a mejorar su rendimiento en el salto con contramovimiento (CMJ); y (iii) un mayor número de sprints realizados durante los entrenamientos y partidos se asoció con mejoras en el rendimiento en el sprint de 20 metros.
Estos resultados apoyan la hipótesis de que la transición de la pretemporada al inicio de la temporada competitiva provoca fluctuaciones en el rendimiento físico. En particular, la disminución en la fuerza de los isquiotibiales y el aumento en la capacidad cardiorrespiratoria se relacionan con las cargas externas derivadas de los datos de GPS. Es importante destacar que las mejoras en el CMJ solo se observaron en aquellos jugadores que realizaron menos acciones de alta intensidad, lo que sugiere que las altas cargas cardiorrespiratorias pueden interferir con las adaptaciones neuromusculares.
La reducción en la fuerza excéntrica de los isquiotibiales es preocupante, ya que este déficit puede aumentar el riesgo de lesiones en estos músculos. Estudios previos han demostrado que niveles bajos de fuerza excéntrica aumentan significativamente el riesgo de lesiones en los isquiotibiales. Por lo tanto, los entrenadores y personal médico deben ser conscientes de la importancia de incluir ejercicios específicos de fuerza para los isquiotibiales en los programas de entrenamiento, independientemente de la cantidad de minutos jugados o de las distancias cubiertas a alta intensidad.
Otro hallazgo relevante fue la falta de cambios en el CMJ en el grupo de jugadores que realizaron más acciones de alta intensidad. Esto puede deberse a un efecto de interferencia entre las cargas cardiorrespiratorias y las adaptaciones neuromusculares. Se ha sugerido que las señales moleculares inducidas por el ejercicio aeróbico pueden inhibir las adaptaciones neuromusculares, lo que explicaría las diferencias observadas en este estudio. No obstante, futuros estudios deberían explorar más a fondo estos mecanismos, especialmente en relación con la depleción de glucógeno muscular y su posible efecto en el rendimiento neuromuscular.
Finalmente, el estudio subraya la necesidad de personalizar los programas de entrenamiento y manejo de la carga externa según las características individuales de cada jugador. Las asociaciones entre el rendimiento físico y las cargas externas fueron altamente individualizadas, lo que resalta la importancia de ajustar las cargas de trabajo de acuerdo con las demandas específicas de la temporada y las respuestas de los jugadores.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/10/2024.Zandavailli.Cadore.Soccer.IJSM_.pdf
Referencia completa:
Zandavalli LA, Grazioli R, Izquierdo M, Garcia-Tabar I, Veeck F, Setuain I, Ramirez GS, Aroni AL, Pinto RS, Cadore EL. Physical Performance Changes in Season are Associated with GPS Data in Soccer Players. Int J Sports Med. 2024 Aug 30. doi: 10.1055/a-2367-6289.